En más de una ocasión hemos escuchado
los acordes del mariachi, uno de los símbolos más expresivos de la mexicanidad, que tiene su origen en el Municipio de Cocula,
Jalisco, ya que en ninguna otra población del sur del estado tuvieron tanta afición los indígenas a la música; de hecho en
Coculán construían jacalones (chozas) especiales para practicar los ritmos autóctonos dedicados a su dios Cocolli.
La palabra "Mariachi" proviene del náhuatl, sinónimo
de canto y alegría con profundas raíces autóctonas. En su más pura expresión se encuentra
compuesto por dos violines, guitarra, guitarrón y vihuela; mientras que el mariachi moderno lleva trompetas.
Su especialidad son los sones, jarabes, corridos, música popular mexicana y clásica.
Anteriormente la elaboración de los instrumentos
musicales era diferente al proceso actual, los violines nativos se construían con madera de guácima
(árbol de madera estoposa), ya que se presta para ser doblada, sin embargo la gran mayoría son
de producción extranjera y se pasaban de generación en generación.
La vihuela se hacía de cedro y rebelero, esta
última para la tapa y la primera para la caja acústica, los indígenas imitaron el laúd español
utilizando una concha de armadillo y tripas de gato montes y al nuevo instrumento le llamaron vihuela,
pero los instrumentos de este material no tenían buen sonido.
El arpa fue quizá el instrumento más elaborado
de todos, se hacía de las, mejores maderas tales como el cedro y el pinabete, pero algunas veces también
con guácima, por abundar en la región.
La guitarra se hacia de las mismas maderas de
las que se elaboraba el arpa, por abundar en la región, las cuerdas eran todas de tripa de zorrillo
y posteriormente fueron de metal.
Por su historia el mariachi es algo más que música, es la suma de
una revolución cultural expresada a través de un grupo de músicos, vestidos con ropa popular, donde su fin musical contribuye
a la alegría del mexicano. |